
Un buen cocinero conoce bien
las herramientas que utiliza (fogones, cazuelas,…), sabe diferenciar entre
buenos, malos y mediocres ingredientes… y sobre todo, y esta es el paralelismo
que más me gusta, sabe cuando y cuanto tiene que utilizar de esas herramientas
y de esos ingredientes. Me explico.
Tenemos sobre la mesa el
mejor arroz, las mejores verduras y el mejor pescado para realizar una buena paella
y la dejamos en manos de alguien que no sabe freír un huevo. Empieza a mezclar
los ingredientes como a él le parece correcto, pone el fogón como considera.. y
el resultado es… posiblemente malo, ¡¡Cómo para presentarse a un concurso!! (o
deportivamente hablando, como para competir). Si a un buen deportista en
cualquier disciplina, con medios de entrenamiento adecuados (herramientas) lo
entrena alguien que no sabe de que va el entrenamiento, el resultado es como el
de la paella (potencialmente hablando, bajo).
El buen entrenador y el buen
cocinero no necesitan medir milimétricamente. Modifican sobre la marcha si entrenan
poco le dan más intensidad al fuego y si el entrenamiento va quedando soso, le
echen un poco de velocidad o de fuerza y lo hacen a puñados (la experiencia se
lo permite). En ambos casos hay un plan, unas cantidades y una relación entre
los ingredientes, los dos desarrollan un sexto sentido para saber si lo que se
está haciendo es correcto o necesita una modificación. Cada cocinero y cada
entrenador tienen “su librillo”, pero nunca en contra de la “lógica”, sea
gastronómica o fisiológica.
Siguiendo con el
paralelismo, las librerías están llenas de libros de recetas, sean de cocina o
de entrenamiento. Esos cocineros y entrenadores leen de cocina y leen de
entrenamiento, se forman,… pero no leen libros de recetas. Aunque es posible
que los buenos cocineros hayan usado recetas, al comienzo de su carrera, y que
los buenos entrenadores hayan hecho lo mismo.
También es cierto que hay
cocineros “pret a portet”, que tienen reservas en sus restaurantes para los dos
próximos años y hay entrenadores “sofisticaos”, puestos a la última en máquinas
y nuevos métodos de entrenamiento (buenísimos). A mi me va más la comida
mediterránea, dieta completa, natural y propia. Hay Mouriños de los fogones y
Argiñanos de los banquillos. Y los hay muy mediáticos.
Y es posible que los frailes
hayan sido cocineros antes, aunque si que me parece muy importante que los
entrenadores hayan sido deportistas. Hay honrosas excepciones que confirman la
regla, como en todo.
Pero permitidme que ahora
rompa una punta de lanza en favor de los entrenadores. Tiene que ser muy
difícil ser un buen cocinero pero señores, ¡¡trabajan con “elementos inertes”!!
(digámoslo así). El entrenador no. El entrenador trabaja con personas. Personas
con problemas, con manías, con cansancio acumulado, enfermedades… ¡¡los
mejillones y los pimientos no dan tanta guerra!!
¿A cuántos grandes
deportistas se los han “cargado” mediocres entrenadores? A muchos, supongo que
como muchas paellas cada domingo. Pero lo primero no siempre tiene solución. La
paella, el domingo siguiente.
¿El dopaje? El preparado
para paella o el potenciador de sabor, pero tiene menos delito.
En este caso no es opinión,
pero espero vuestros comentarios.
Foto: www.menudospeques.com
Me ha encantado este post!!
ResponderEliminarLa rigidez a la hora de planificar los entrenamientos no es de mucho sentido común, el feed-back que se ha de establecer entre el entrenador y su deportista/s, junto a los resultados (datos medibles a ser posible) de su entrenamientos...son esenciales!!
En mi perfil sanitario (fisioterapeuta) lo aplico desde la experiencia de preparador físico porque lo considero imprescindible...con el paso del tiempo y la experiencia espero manejarme mejor ante los pacientes pues tienen aún menor margen de maniobra.
Muchas gracias por compartir!
Un saludo
Pues mira, me alegro que hayas dedicado este post a los entrenadores. Porque yo como deportista, muchas veces he sido lo que mi entrenador me ha hecho ser, porque he aprendido muchísimo de personas que, evidentemente, sabían más que yo y que me han dado una perspectiva distinta a la mía y que han estado ahí para apoyarme. Otras veces, (las menos) me han perjudicado.
ResponderEliminarPero no hay más que asomarse a los medios para darse cuenta de que la figura del entrenador cada vez ha ido tomando mayor relevancia. De figuras en la sombra han pasado a primer plano, y en ocasiones se han equiparado al propio deportista (sueldo, presencia, responsabilidades, etc).
Me resulta curioso la comparación con los cocineros, Marcos, he de confesar que nunca lo había pensado pero la analogía es buena. Yo por mi parte, siempre los comparaba con los directores de orquesta, ya pueden tener al mejor violinista del mundo o al más prodigioso flautista, que como el director no maneje bien la batuta y no sepa música ni coordinar el trabajo de sus púpilos, mal saldrá la sinfonía.
Un saludo
Interesante paralelismo no exento de razón.
ResponderEliminarllevo toda mi vida de entrenador, profesional de la Preparación Física defendiendo el "arte" de añadir / quitar ingredientes. Me explico:
Soy de los que piensan que todo profesional que se haya formado, haya leído, haya estudiado,...tendrá unos conocimientos "X" a cerca de su profesión muy parecidos a los de otros muchos profesionales del mismo sector.
Pero sucede que un mismo deportista en manos de un profesional u otro puede derivar fácilmente en un éxito o fracaso profesional teniendo ambos preparadores conocimientos similares, ¿por qué?, muy sencillo, por que una cosa es tener los ingredientes y otra muy distinta saber como distribuirlos y combinarlos de la manera adecuada.
Y para mi, en eso reside la diferencia entre quizá un buen entenador, un muy buen entrenador y un fuera de serie, en la capacidad de combinar e improvisar con los ingredientes adecuados. Y no solo eso, sino que el fuera de serie todavía conseguirá un buen "plato" aunque no disponga de los mejores ingredientes ni de la mejor cocina, ya que sabrá sacar el mayor provecho de los recursos que tenga.
Fran
Hola a todos y gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarVeo que habéis entendido perfectamente el fondo de la reflexión. Este verano me ha sido muy difícil como entrenador. He tenido que modificar día a día lo previsto, incluso cada entrenamiento, hasta el punto de que ¡¡no he escrito nada!! finalmente nos ha sorprendido el resultado, para bien. Y ha sido una muy buena experiencia. Hay muchas formas de hacer una buena paella.
Un detalle respecto a la comparación con los directores de orquesta. Creo, despues de leer el comentario, que ese paralelismo tiene más sentido en deportes de equipo y que el de los cocineros lo es más para preparadores físicos y entrenadores de modalidades individuales (y claro, como me identifico con el segundo grupo...).
Un saludo.
Qué pena que ser entrenador no se extrapole a la cocina, porque a mi se me da fatal. Este ejemplo lo he puesto muchas veces yo también y me parece muy gráfico e ilustrativo. Si vieras mis primeras planificaciones y cómo son ahora, un mundo
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Juan Carlos, efectivamente ¡¡¡qué primeras planificaciones!!! el arroz duro, salado y el pimiento crudo... y además esa primera planificación fue un "autoexperimento" ¡¡¡qué dolor de tripa!!! (en realidad no, hice marca personal...que satisfacción)
ResponderEliminarSaludos.
Me encanta! Felicidades por tu sencillez y forma clara de compararnos con un cocinero.
ResponderEliminarMuchas veces los entrenadores tenemos miedo a que se nos "pase el arroz", otros buscando el punto justo de nuestra comida, preferimos que el arroz se quede "un poco duro" antes de que suceda lo primero.Yo lo prefiero, porque más fácil de solucionarlo! Jugamos con jóvenes con sentimientos y no con cosas, como bien dices.
Saludos!