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Tus psoas |
No soy fisio, vaya por
delante. Mi experiencia en el deporte me ha ensañado que hay algunos “musculitos”
que pueden ser especialmente latosos. Parece mentira como un correcto cuidado
muscular pueden hacernos la vida más fácil, y no solo a los deportistas.
Entre esos músculos, mis
favoritos son el piramidal y el psoas. En el primer caso es un musculito
pequeño que se encuentra en “la nalga” y el segundo es un músculo largo que
salta del fémur a la espalda lumbar. El primero es causante de algunas (yo
diría que la mayoría) de las conocidas como “ciáticas” (técnicamente pseudociática piriforme) y el segundo provoca
algunos de los dolores (ya no se si la mayoría) de la zona lumbar.
Los desequilibrios musculares que provocan este tipo de problemas tienen su origen en la falta de tono muscular provocado (normalmente) por el sedentarismo o por estres muscular causado por movimientos repetitivos (por ejemplo el entrenamiento).
Será por edad, será por “deformación
profesional”, veo muchos casos a mi alrededor de gente que ve limitada su
calidad de vida por estos “elementos” musculares. Y veo como muchas veces el
tratamiento que se sigue tiene que ver con analgésicos o antiinflamatorios o
diversas técnicas fisioterapéuticas (o ambos) que no atacan el núcleo del
problema.
Cuando ambos músculos se
quedan “recortados”, se contracturan o tiene un exceso de tono, generan
tensiones musculares que repercuten en lo que les rodea.
En el caso del piramidal, su
recorrido, pegado al nervio ciático, que a su vez va pegadito al hueso, hace
que cuando se contractura empuje al nervio contra el hueso, provocando que este
mande señales nerviosas inadecuadas en forma de dolor o quemazón que termina
irradiando más o menos (hormigueo en la nalga o quemazón incluso hasta el pie).
La temible ciática…
En el caso del psoas su
recorrido desde sus inserciones en las vértebras lumbares hasta el fémur, hace
que al “acortarse” provoque una mayor curvatura lumbar, lo que acrecenta la
tensión en la zona y con ello posiblemente aparezcan los dolores.
Cierto es que son muchas los
motivos que pueden generar dolores similares a los que se describen aquí, pero
la manera más sencilla de atajarlos tiene que ver con el cuidado muscular (y si
eso no funciona habrá que asociar a dicho cuidado diversas fórmulas
fisioterapéuticas, analgésicos, antiinflamatorios o los tratamientos que se
consideren oportunos). Pero por favor, empecemos por lo fácil.
Lo primero y más importante
es estirar ese músculo, que vuelva a su elongación natural. Con eso es posible
que el psoas deje de dar guerra y el piramidal… ese suele estar más
contracturado y por lo tanto es posible que además necesite un masaje que
consiga reducir su tono para que deje de aprisionar al “pobre” nervio ciático.
Por lo tanto masaje y estiramientos, fundamentales. Pero… los estiramientos
deben tener un componente excéntrico (eso lo dejamos para otro día). Los
estiramientos pasivos tradicionales solo afectan a la parte no contráctil del
musculo, y la que nos importa es la otra.
Para completar el proceso,
aderécese con un trabajo muscular compensatorio. En el caso del psoas, de
manera muy clara, trabajo abdominal, para que “la tableta” nos ayude a reducir
la curvatura (lordosis) lumbar. Si el psoas ya no “tira” de la misma manera y
los músculos abdominales tienen más tono… es muy posible que reduzcamos de
manera significativa nuestro dolor lumbar.
Que no se me mosqueen los
profesionales, pero a veces empezamos la casa, sino por el tejado, por el
segundo piso. Vaya un ejemplo. Tengo un amigo pensando en operarse. Después de
hacer UNA SESIÓN de estiramientos el dolor se redujo de manera considerable.
Navaja de Ockham (ya hablamos de esto relacionado con el entrenamiento): “Cuando dos o más
explicaciones se ofrecen para un fenómeno, la explicación completa más simple
es preferible; es decir, no deben multiplicarse las entidades sin necesidad” (texto atribuido
a Guillermo de Ockham en Wikipedia). Pues eso.
Y si eres de esos a los que le duele la espalda, gracias por leer este post, pero ponte en manos de un profesional, y cuéntale.
En el deporte "ambos dos" musculitos hacen de las suyas y en este caso, lógicamente, no es por sedentarismo, sino por una falta de cuidado muscular y desequilibrio en el trabajo de la fuerza (lo que en este blog hemos llamado trabajo complementario). Buff y en deportistas populares... de esos que "solo" entrenan el gesto de competición... ¡¡Cúantos problemas de este tipo!!
Opinión,
opinión… no es, pero espero vuestros comentarios.
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