El
título es absolutamente gráfico. Hay varios momentos en el año en
el que nos planeamos hacer cambios en nuestras rutinas con el
objetivo de llevar una vida más saludable, ser mejores personas o
simplemente mejorar nuestra existencia. Craso error el autoengañarse
de esa manera tan infantil, no solemos cumplir. O sí.
¿Tú
a que grupo perteneces?
Después
de las fiestas de navidad tras los excesos, al incio de la primavera,
la famosa operación bikini, después del verano, cuando se vuelve a
la rutina... son los momentos claves en los que academias de inglés
o gimnasios notan más movimiento. En el polo opuesto se encuentran
el mes de febrero, el de mayo y el de noviembre. Los cambios que no
se hayan producido antes...
¿Pero
como conseguir que febrero no se convierta nuevamente en una promesa
incumplida? ¿Cómo hacer que, lejos de sentirse mal contigo mismo
ocurra justo lo contrario? Con algunos pequeños “trucos”:
1.
Busca en quien apoyarte. Empezar solo cualquier actividad
tiene pocas posibilidades de éxito. Ir solo a correr por el parque
si no lo has hecho nunca te va a durar una semana, máximo tres. Y
habrás vuelto a fracasar. Piensa en alguien como tú, un amigo, un
primo... alguien al que pueda interesarle oír una “propuesta de
colaboración”.
2.
Haz un hueco en tu rutina, siempre a la misma hora, siempre los mismos días, la anarquía en
el horario está reñida con la estabilidad. Si eres un valiente,
antes de empezar el día, si tienes un par de horas “muertas” a
mediodía ese es tu momento, si eres una persona muy ocupada o tienes
hijos pequeños posiblemente tu momento sea cuando los peques ya
duermen. Cada momento tiene sus ventajas y sus inconvenientes,
depende de ti, de tus obligaciones y de tus ritmos de sueño. Por
ejemplo, yo soy incapaz de madrugar para salir a correr y cuando lo
hago por las noches no suelo tener problemas para conciliar el sueño.
A otras personas les ocurre lo contrario.
3.
Elige bien la actividad, con dos criterios principalmente: el primero
que se ajuste a tus necesidades desde el punto de vista de la salud.
El segundo que te guste, o al menos que te “medio guste”. Y creo
que debe hacerse en este orden. Si has decidido que febrero no sea el
cementerio de tus buenos propósitos posiblemente sea por cuestiones
de salud, no de ocio (si fuera por lo segundo seguro que ya lo
estabas haciendo, que nos conocemos...).
4.
Ponte en manos de expertos, de alguien que te pueda aconsejar bien.
Huye de los consejos genéricos, de los gurús y de los “sacaperras”.
¡Ah!
Y como consejo, huye de las promesas de grandes avances con poco
esfuerzo. Son mentira.
¡¡¡Aún estás a tiempo!!!
Es
opinión, espero vuestros comentarios.
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