RECONOCER A UN ENTRENADOR DE MEDIO PELO

Un buen "ejercicio"
Nada tiene que ver este post con aspectos "capilares". En el idioma castellano algo de “medio pelo” es algo de baja calidad. Entre los entrenadores hay de todo, como en botica y como no podía ser de otra manera, también los hay “malos”. El título de entrenador no lo da todo.


La figura del entrenador suele pasar desapercibida. Sin embargo, el entrenador es, posiblemente, la persona más influyente para el deportista. Por encima de la familia, de otros deportistas, de directivos,... Y da igual la edad y el nivel del deportista.


Es por ello que el desarrollo personal y deportivo de un deportista, valga la redundancia, depende en gran medida de él, sobre todo en los deportes individuales donde un mismo deportista puede (incluso suele) pasar años a las órdenes del mismo entrenador.

En mi ya no tan corta vida he “sufrido” algunos entrenadores, he visto como los sufrían otros, como padres ponían en manos de algunos de esos entrenadores a sus hijos…

¿Cómo reconocerles? En ocasiones….

- Tienen el ego por las nubes. Les gusta sentirse los protagonistas durante el entrenamiento y la competición. Se dejan ver demasiado. El entrenador es un facilitador, no un “Guest Star”.

- Anteponen sus intereses a los de sus deportistas o su equipo. Y nos encontramos con deportistas realizando acciones/modalidades que no son las que más de amoldan a sus características.

- No se dan cuenta que tienen en sus manos a personas. Suelen ser poco empáticos y no miden las consecuencias de sus decisiones o planteamientos, provocando incluso frustraciones más allá de su carrera deportiva.

- Son adiestradores, la técnica o la táctica es lo único que les preocupa. Les falta el látigo.

- No se preocupan de las lesiones de sus deportistas. No hay nada peor para un deportista que la lesión. En ese momento de vulnerabilidad, no solo física, esa persona tan importante no puede “esconderse”. Esto tampoco significa que haya que hacer de médicos, no. Simplemente preocuparse por la evolución, adaptar el entrenamiento y pensar en el mejor tratamiento y profesional para salir del “agujero”.

- No reconocen sus errores. La responsabilidad siempre hacen que recaiga sobre sus deportistas.

- No reconocen sus limitaciones. En ocasiones los entrenadores no está preparados para acompañar a sus pupilos durante toda su carrera deportiva y llega un momento en el que se convierten en un lastre.

- No son un buen ejemplo de comportamiento. Respecto a su educación, hábitos de vida...

Todos somos humanos y cometemos errores. Sin embargo yo no dejaría a mi hijo con un entrenador de cumpla 2-3 de las premisas anteriores.

Han existido grandes entrenadores sin gran formación técnica. Casualmente representaban lo contrario que “los de medio pelo”. Gracias a ellos se han formado grandes deportistas, al margen del nivel alcanzado.

Seguro que te han pasado por la cabeza más de dos de esos entrenadores. Y si alguien se ha dado por aludido, aún está a tiempo.

Es opinión, espero vuestros comentarios.

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