En el anterior post hablábamos de la heterogeneidad de perfiles entre los "cuarentones" respecto a la experiencia con el ejercicio físico y el deporte. Definía una serie de perfiles y comentaba la idea de dedicar unas líneas a cada uno de ellos. Y aquí estoy.
Empecemos por abajo, por los "novatos", aquellos que tuvieron en la educación física de secundaria su último contacto con las zapatillas de deporte.
Veo a mi hijo de dos años
jugar a construcciones y pienso en la espalda. ¿Extraño? No tanto, teniendo en cuenta las similitudes y mis molestias (¿Y a quién no le ha dolido alguna vez?).
Lo cierto es que la
arquitectura de la espalda se parece mucho al juego de construcciones. Muchas piezas,
unas encima de otras. La maraña de músculos, tendones y ligamentos que hace
posible que el castillo no se caiga es “casi” infinita. Esa complejidad hace que
el equilibrio también lo sea.
Cuando veo una construcción,
de esas que hacen mis hijos, que se van “ladeando” pienso: “oh, oh…se va a caer”.
La espalda no se cae, duele. La descompensación muscular provoca sobrecarga en
unos músculos e inhibición y falta de fuerza en otros. Esta descompensación
está motivada, principalmente, por vicios posturales y falta de tonificación.
Por lo tanto, descubramos cuales son esos vicios, corrijámoslos y tonifiquemos
correctamente la espalda.