Se dice que en el deporte hay que saber ganar
y saber perder. Es cierto, hay que saber administrar las victorias y las
derrotas (me parece más difícil lo segundo).
Acabo de llegar de un ver un Campeonato de
España, uno en el que competía alguno de los deportistas que preparo. Las cosas
no han salido como esperábamos. Son cosas que pasan. Pero, supongo que como en
la propia vida.
Sí, son cosas que pasan, pero no podemos
quedarnos ahí. No sería justo, ni para el deportista, ni para mi mismo. Ponemos
mucha carne en el asador como para no reflexionar profundamente sobre lo que ha
pasado. Debemos ser exigentes.
Ya llevo unos cuantos años en esto y
entre la “fauna” de entrenadores, podemos encontrarnos a los críticos, a
los excesivamente críticos y a los indulgentes consigo mismos. ¡Qué pena
estos últimos!
Enhorabuena al excesivamente crítico,
demuestra que le importa lo que hace, y que es consciente de que sus decisiones
y criterios repercuten en los demás. Pero cuidado, el exceso de crítica puede
no hacernos ver la realidad tal y como es. En el término medio quizá esté la virtud. Como
dice un amigo mío “lo excelente es enemigo de lo bueno”. Ningún comportamiento
humano se puede controlar en su totalidad.
Cuando las cosas salen bien (¡Qué bendición!),
se ha “calculado” correctamente el entrenamiento y las variables sobre las que
difícilmente se puede actuar (¡Ese ser humano que todos llevamos dentro!),
estaban “controladas”. Pero cuando las cosas salen mal (¡Horror!), el
entrenamiento o lo “incontrolable” (o los dos) ha fallado. Ahí es donde
tenemos que actuar, hasta aquí debe llegar nuestra reflexión como responsables
del entrenamiento de nuestros deportistas, que depende de nuestra actuación y
que no.
Al excesivamente indulgente, decirle que su
egoísmo es más fuerte que la necesidad de llegar al fondo de la cuestión. Mejor
que se dedique a otra cosa, el entrenador se ha vuelto protagonista y en el
deporte, el actor principal es el que salta al espacio deportivo a competir.
La derrota es huérfana, y en la toma de
decisiones se experimenta la soledad, pero para eso estamos y como he leído
hacer poco, “la sonrisa no solo es síntoma de felicidad, también de fortaleza”.
Los problemas nos hacen crecer y aprender. Hoy ya hemos empezado a trabajar
para seguir mejorando.
Y volviendo al principio, en la vida, no
siempre las cosas salen como esperamos y cada uno buscamos soluciones o excusas.
La solución hay que buscarla dentro de nosotros mismos, la excusa se encuentra
fuera. Reflexionar, por definición, es mirar hacia adentro.
Es opinión (o reflexión).
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