Es evidente que bajo el
paraguas del concepto deporte se aglutina una realidad excesivamente heterogénea
que engloba disciplinas absolutamente dispares. Desde el ajedrez hasta el
curling pasando por la maratón o el baloncesto. Es así.
Sin entrar en las
motivaciones de porque una persona o un país practica un deporte, lo cierto es
que algunas de esas disciplinas forman parte de nuestras vidas queramos o no.
Pero, ¿Cómo un deporte pasa a formar parte de nuestra rutina? ¿Porqué llevamos
años hablando, leyendo o escuchando sobre fútbol, automovilismo, tenis o
baloncesto? ¿Y porqué solo unos pocos hablan, leen o escuchan sobre otros? No lo
tengo claro.
O si.
Si hablamos del fútbol,
evidentemente se trata del deporte más practicado en nuestro país y
posiblemente en el mundo. Por lo tanto parece lógico que se hable de él. Sin
embargo, si pensamos en modalidades como la F1, las razones por las que se
habla de ella son otras.
Por lo tanto, dos parecen
ser las variables por las que la sociedad se interesa por unos deportes más que
por otros: La cantidad de práctica deportiva y los intereses comerciales de empresas
y medios de comunicación. Capítulo a parte merece el fútbol, donde la suma de
ambas razones promueven su omnipresencia en todos los ámbitos de la sociedad.
Esta realidad lleva a que,
tal y como reza el titulo de este post, el deporte se desarrolle a dos velocidades.
Dos velocidades que cada vez son más dispares, los que “van montados” en el
vagón de cabeza cada vez llevan más ventaja sobre el resto. De esta forma, cada
vez se habla más de los mismos.
Pero lo anterior se quedaría
en una anécdota si no fuera por las repercusiones que conlleva. Haciendo un análisis
sencillo, podemos concluir que si no se habla, no se lee o no se escucha lo que
tenga que decir un deporte es porque, simplemente, no interesa. Si no interesa
no conseguirá el apoyo de patrocinadores. Si no consigue ese apoyo, deberá
basar su presupuesto en lo público. Y si no consigue el apoyo de las
administraciones (por la actual situación económica, por ejemplo)… ¿Cúal es su
futuro? O los deportes de la segunda velocidad se reinventan para subirse al
carro del interés para la opinión pública, o cabe la posibilidad de que se
conviertan en pequeños reductos románticos para unos pocos.
Y cada uno en su ámbito territorial. ¿Qué es más complicado conseguir apoyos para las actividades a nivel regional, nacional o internacional? ¿Cómo conseguirlo? ¿Qué herramientas son necesarias? Este debe ser el debate más importante del futuro próximo del deporte español, y no la ley concursal y los equipos de fútbol. Eso va más allá del deporte, ese es otro asunto.
Los que nos hemos
desarrollado en modalidades “de segunda velocidad” nos preocupa está realidad,
aunque por otro lado, siempre me he considerado un romántico.
Como siempre, espero vuestros comentarios.
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