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¿Le pones cara? |
Claro, la primera pregunta
es obvia: ¿Qué es un deportista etcétera? Se lo oí en cierta ocasión a un entrenador y me
hizo gracia. Un deportista etcétera es aquel deportista acomplejado (si, acomplejado) que no destaca en su
modalidad deportiva y que quiere hacerlo por encima de cualquier otro condicionante, a veces a costa de lo que sea.
Hay etcéteras que piden
becas de rendimiento con escasos méritos, que mandan notas de prensa a los medios locales, que incluso se sienten
perseguidos por sus federaciones o sus clubes (por no "tratarles" como ellos creen que merecen), capaces de hacer trampas durante las competiciones (atajos en carreras, manipulación de equipamiento, engaños a los árbitros...) Hay etcéteras capaces de cualquier cosa, incluso de doparse.
Existen diferentes tipos,
edades y categorías. Todos hemos oído en las noticias redadas de la policía en
gimnasios en busca de sustancias dopantes, deportistas máster o veteranos
involucrados en estas tramas… deportistas que ansían participar con el equipo
nacional y buscan el dopaje en países “extraños” o través de internet (o incluso cruzando personalmente la frontera)…y yendo más allá, o más acá, deportistas que buscan participar en un
campeonato nacional o un triste récord autonómico.
Son deportistas que saben
que es prácticamente imposible que les toque pasar un control antidopaje. Y es
así porque, lógicamente, los controles se hacen (dependiendo de cada federación)
a deportistas mejor colocados en los rankings o con mejores resultados en
campeonatos.
Doparse para verse bien delante del espejo, para encontrar hueco entre la escasa "parroquia" de un gimnasio, ganar a un compañero de pelotón, que ha trabajado sus 40 horas semanales, mejorar puestos en la segunda hoja de un ránking... y destrozar su salud, su credibilidad, sus principios (bueno, demuestran que no los tienen) ¿Para qué? Si hay algún deportista etcétera de los que se dopan que lea estas líneas, por favor que nos ilumine (se puede comentar como anónimo).
Cuando el tramposo es mezquino (y mediocre) y busca la notabilidad, estamos ante un comportamiento absolutamente esperpéntico (quizá este sea el concepto clave en esta reflexión). Además, los dopados (como decía en mi anterior post) son tramposos dentro, y por supuesto fuera del deporte).
Es su naturaleza, no confíes en ellos.
En mi reflexión de hoy no
siento ni la rabia ni la indignación que me produce “el otro” dopaje, el "mayúsculo". Mantengo
mi pena, no tanto por el deporte (que también), como en la ocasión anterior, si no por
los objetivos que algunos se marcan en la vida. ¿La mediocridad no es uno de los 7 pecados capitales, no? ¿He dicho mediocridad? Le sumo MEZQUINDAD
¿Qué si conozco a alguno de ellos? Desafortunadamente creo que sí.
Es opinión, espero vuestros comentarios.
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