ENTRENAR PARA NO LESIONARSE

Crioterapia, método de recuperación post esfuerzo

Hace unas semanas tuve la ocasión de compartir mesa con el seleccionador nacional de un deporte de los más practicados y seguidos en nuestro país. Como no podía ser de otra manera estuvimos hablando de lo que teníamos en común, es decir de entrenamiento y concretamente de los deportistas, su comportamiento y preparación.

Últimamente le dedico mucho tiempo a pensar en una idea que procuro poner en práctica y que, por lo que pude hablar en aquella comida, es algo que cada vez se tiene más en cuenta en todos los deportes: Entrenar para no lesionarse.


La realidad del deporte en nuestro país, tanto en los deportes profesionales como en el alto rendimiento, es que no siempre el trabajo de base en categorías menores se ha hecho con un objetivo de prevención y de largo plazo. Es más, me atrevería a decir que ese trabajo es prácticamente inexistente en la mayoría de los deportes. La consecuencia de ello es que los deportistas llegan a la fase en la que su rendimiento debe ser mayor con problemas que les acompañaran durante toda su carrera deportiva.

Es por ello que el entrenamiento debe reflejar, de manera diaria, momentos, espacios, entrenamientos que reduzcan el riesgo de lesión.

Fue curioso observar como aquel seleccionador y el que escribe, viniendo de deportes y roles diferentes, utilizábamos los mismo términos para definir ese tipo de trabajo:

1.- PUNTOS DÉBILES: músculos, tendones, articulaciones, ligamentos… que se sobrecargan de manera habitual en el deportista, sea por lesiones anteriores, operaciones o vicios adquiridos durante su carrera y que ya no es “rentable” modificar. Existen puntos débiles comunes a una práctica deportiva (el codo del tenista por ejemplo) y otros absolutamente “personales e intransferibles” por lo que será necesario establecer una batería de técnicas fisioterapéuticas y ejercicios tanto de manera grupal como individual.

2.- ADAPTACIONES: Se trata de modificar o cambiar para un deportista alguno de los ejercicios planificados para la generalidad en base a esos  puntos débiles o lesiones recientes. Por ejemplo, un jugador de balonmano con un problema de sobrecarga en la espalda se le cambia una sentadilla completa por un trabajo de prensa.

La combinación de puntos débiles, adaptaciones, plan general de entrenamiento y plan en función del puesto del jugador acaban por conformar una planificación de las sesiones con un nivel de individualización alto que requiere de un gran esfuerzo por parte del preparador físico (que dirige las sesiones y evalúa la correcta ejecución de los ejercicios) y del fisioterapeuta, si se tiene la fortuna de contar con uno dentro del staff técnico del equipo , que tiene la misión de coordinar y consensuar con el preparador físico los ejercicios a realizar (tanto los puntos débiles como adaptaciones) .

3.- Pero la reducción de las lesiones no solo se busca con ese trabajo individualizado de prevención, sino con una correcta RECUPERACIÓN DE LA COMPETICIÓN Y DEL ENTRENAMIENTO. Para intentar buscar esa recuperación, se debe utilizar las técnicas, sencillas, de las que se pueda disponer:

* Contrastes: Utilización de la crioterapia para movilizar la sangre y el liquido intersticial tras el esfuerzo. Tan sencillo como disponer de dos bañeras, una con agua “en la que flotan” los cubitos de hielo y otra con agua caliente.

* Masaje. Con el mismo objetivo de movilizar esos fluidos y para reducir el posible aumento de tono muscular tras el esfuerzo. Conviene que el deportista reciba un masaje tanto en los puntos débiles musculares como en la musculatura específica de los movimientos de competición cada 2-3-4 semanas (y nunca en las 72 horas más próximas a la competición).

* Estiramientos. Las últimas investigaciones confirmar que para mantener una elongación de los músculos fisiológicamente eficiente conviene realizar estiramientos en régimen isométrico-excéntrico (PNF y/o estreching).

Por lo tanto, y como resumen, decir que no siempre hay que buscar el máximo rendimiento con el entrenamiento y que todos los días hay que dedicar un espacio de las sesiones de entrenamiento para buscar minimizar el riesgo de lesión, por otro lado inherente a la practica deportiva.

El deportista debe ser consciente de la importancia de este trabajo, por que sin su “consciencia”  se aumenta ese riesgo, con las repercusiones para la competición que conlleva.

Y por supuesto, aunque el texto este basado en el deporte profesional y de alto rendimiento, ¡¡es igualmente válido para todos los deportistas!!

Es opinión, espero vuestros comentarios.

PD: lo de las ayudas ergogénicas, para otro día.

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